CAPITULO 48: Guayaquil.
El país se tranquilizo días después de la caída del presidente y todo comenzó a regresar a la normalidad, para los colombianos había sido una experiencia de ejemplo y soberanía.
Montaño tuvo que viajar a Guayaquil por que un grupo de actores de esa ciudad querían un taller con el, duro una semana compartiendo con Maria, Juan, Daniel, Aníbal y las demás personas que conformaban uno de los grupos de teatro popular mas trabajadores de la ciudad, a pesar de que los conocía de antes, en algún festival de Chile, solo hasta ahora pudo entablar lazos de amistad con ellos, le gustaba lo que hacían y la forma como concebían el teatro, su director era un hombre calmado, de fino humor y metódico a la hora de decir algo, Aníbal por el contrario era mas bien dicharachero y emotivo, la que nivelaba la cosa era Maria, una morena soberbia de ojos inocentes que se reía de cada cosa y también se ocultaba en sus pensamientos cuando estaba aprendiendo algo.
Regreso a Quito luego de una despedida de cervezas en un bar bohemio. Se instalo en la casa del Vampirin de Loja y se dedico a planear su vida.
Se encontraba con Ramiro, Ferruco y Delfín la francesa en las noches, para tomarsen unas cervezas y charlar de sus vidas actuales o a veces iban a comer o a bailar, llevaban una vida mas bien tranquila, hasta que Montaño tuvo la fortuna de conocer a Lorela.
Montaño tuvo que viajar a Guayaquil por que un grupo de actores de esa ciudad querían un taller con el, duro una semana compartiendo con Maria, Juan, Daniel, Aníbal y las demás personas que conformaban uno de los grupos de teatro popular mas trabajadores de la ciudad, a pesar de que los conocía de antes, en algún festival de Chile, solo hasta ahora pudo entablar lazos de amistad con ellos, le gustaba lo que hacían y la forma como concebían el teatro, su director era un hombre calmado, de fino humor y metódico a la hora de decir algo, Aníbal por el contrario era mas bien dicharachero y emotivo, la que nivelaba la cosa era Maria, una morena soberbia de ojos inocentes que se reía de cada cosa y también se ocultaba en sus pensamientos cuando estaba aprendiendo algo.
Regreso a Quito luego de una despedida de cervezas en un bar bohemio. Se instalo en la casa del Vampirin de Loja y se dedico a planear su vida.
Se encontraba con Ramiro, Ferruco y Delfín la francesa en las noches, para tomarsen unas cervezas y charlar de sus vidas actuales o a veces iban a comer o a bailar, llevaban una vida mas bien tranquila, hasta que Montaño tuvo la fortuna de conocer a Lorela.
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